Aprendiendo en el VI Congreso Mundial de Educación Infantil y formación de educadores
El fin de semana del 28 al 30 no sólo asistí sino que disfruté del VI Congreso de Educación Infantil y Formación de Educadores que se celebró en la Universidad de Ciencias de la Educación de Málaga.
Y digo disfruté porque salí del congreso exhausta de felicidad. Las distintas ponencias que componían su cartel no tuvieron desperdicio. Por suerte, no es el primer congreso al que asisto, pero sí puedo decir que hacía tiempo que no me “asombraba” tanto con la calidad, la temática y el enganche de las diferentes expertas y expertos que nos deleitaron con sus ponencias.
El acto inaugural corrió de la mano de Dª Catherine L´Ecuyer (Universidad de Navarra, España), titulado: Educar en el asombro. En poco más de una hora, nos encandiló con su discurso cargado de sentido común. Una idea muy potente que defendió versa en que tendemos a adelantar el aprendizaje cada vez más. No le falta razón. Orientamos nuestros esfuerzos a que aprendan a leer cuanto antes mejor, a que revisen y refuercen lo que están trabajando (da igual si les gusta, si le encuentran sentido, si es útil…), a que aprendan idiomas tanto en la escuela como fuera de ella (hay que ocuparles las tardes con muchas cosas interesantes)... Desde que conocen el sistema educativo (aunque generalizar sea grosero) trabajan con métodos que poco atienden a sus necesidades e inquietudes, que no respeta sus ritmos de aprendizaje y que no les hacen felices. Una frase común en los espacios educativo, como bien apuntó la ponente, “van muy lentos/lentas”, “no aprenden al ritmo esperado”. Obvio, ritmo esperado por las personas adultas, que tenemos mucha prisa y hemos perdido la reflexión sobre lo que hacemos. Esta idea, me la grabo con mucho amor en mi cabeza para llevármela al aula todos los días.
No hizo acabar el primer día cuando estaba deseando escuchar a D. Andrea Lupi (Fondazione Montessori, Italia), y su visión sobre la pedagogía de María Montessori en la escuela del s. XXI. Me hizo reflexionar sobre la posición actual de la escuela basada en un modelo de transmisión de la persona adulta a las criaturas, una formación desde fuera. Y para que esto funcione, nos cargamos de roles y jerarquías, junto con exámenes, premios y castigos. Ilustra que formamos a criaturas obedientes y pasivas, que absorben cultura adulta desde la memorización. Así, las vamos “matando” de aburrimiento. Sugiere, que es imprescindible que el alumnado construya su propia experiencia desde su relación con el mundo, y el educador/la educadora tiene que facilitar dicha situación preparando el entorno para empujar la curiosidad de las niñas y de los niños hacia la investigación. Y que tenemos que aprovechar esa necesidad que sienten las niñas y los niños por conocer y transformarlas en oportunidades de aprendizaje. Terminé la jornada pensado, “tengo que ir a Italia a conocer esa magia educativa”.
El último día del congreso iba acompañado de mis nervios porque presentaba, con un compañero, una comunicación, pero gracias a las dos ponencias de la mañana pude evadirme completamente de ellos y seguir llenando mi libreta de notas y reflexiones. El primer ponente, D. Fernando Alberca de Castro (Universidad de Córdoba, España). Escritor del libro: Todos los niños pueden ser Einstein, nos habló de que la escuela está interesada en todo lo relacionado con la escritura, numeración, matemáticas y lógica (hemisferio izquierdo del cerebro), dejando en muy segundo plano los sentimientos, emociones, creatividad y habilidades de arte y música (de hecho, en tan segundo plano que como nos descuidemos desaparecen en su totalidad las artes de las escuelas, gracias a una ley educativa que no respeta la belleza del aprendizaje). Remarcó la idea que hay que trabajar ambos planos para potenciar los talentos de nuestras criaturas. Y cerró su discurso con una frase maravillosa (espero citarla lo más fiel posible) “hay que sacar partido a lo que somos, podemos hacer magia en el peor de los sistemas educativos”.
El segundo ponente del día, D. Juan Rafael Muñoz Muñoz (Universidad de Almería, España) nos encandiló casi sin pronunciar palabra. Toda la ponencia iba dirigida sobre música en educación, y qué mejor forma que predicar con el ejemplo. Vibramos con varias canciones y su aplicación didáctica en las aulas y con la creatividad y cercanía de sus argumentaciones. Demostró, que la clave de la creatividad está en las ganas e ilusión de querer hacer algo, eliminando el mito de que aprender si se disfruta no se está aprendiendo.
Tras estos días, he recargado pilas, llenado mi maleta de nuevas experiencias y emociones y me he contagiado de positividad y fuerza para seguir aprendiendo con mis peques.