Hablando en positivo
Esta entrada está inspirada en una de mis alumnas de este curso y en algunas de nuestras conversaciones: la fuerza de las palabras.Particularizando un momento, esta alumna es muy potente, tanto en lo académico como en lo personal. Pero un día estaba cerrada, con carita muy angustiada, en el "yo no puedo". Por un lado, me producía simpatía ver lo exigente que es con ella misma (con tan corta edad), las metas que se propone y lo importante que es para ella alcanzarlas. Aunque, por otro lado, llegar a ese "yo no puedo" le estaba derrotando.
¿Cómo se puede enfrentar a algo si, de entrada, le inundan pensamientos negativos? Dudo que sea con muchas energías y ganas. No solo ella, bastantes estudiantes se atormentan con esa idea día tras día.
Las palabras pueden dejar una huella positiva o negativa en nuestra mente, y como reflejo, en nuestros actos, por lo que su uso, especialmente dentro del aula, tiene que estar muy pensado.
En clase, desde principio de curso, nos propusimos intentar dejar de usar "no", aunque es todo un reto evitar que salga. Simplemente con buscar la forma de comunicarnos en positivo ya fue cambiando la estructura de nuestra comunicación diaria.
Fui la primera en asumirlo porque considero que nuestras y nuestros peques aprenden por observación directa. Rescato esta frase de Mar Romera que me cautivó: "cuando creías que no te estaba mirando, te aprendí". Y eso hacen nuestras criaturas, aprendernos.
El lenguaje que empleamos puede ser un reflejo de nuestra forma de concebir el mundo, de nuestra forma de pensar y de la manera con la que nos relacionamos con las demás personas y con el entorno. Siguiendo a Vygostky, el lenguaje es la herramienta mediante la cual las personas orientamos nuestro pensamiento y conducta. El lenguaje es poder. Así, un cambio en el mismo abre las puertas a mirar y actuar de una manera diferente.
Comunicarnos con asertividad y palabras positivas educan de manera emocional. Por ello, son importantes las palabras y cómo las utilizamos.